La declaración de renta no es igual a los informes financieros. Una cosa se utiliza para elaborar la otra.
Un grave error que cometen las empresas, es pensar que un cuadro en Excel es la forma adecuada de registrar sus transacciones.
Por más simples que te parezcan las transacciones, es crucial que un profesional idóneo realice los registros utilizando un sistema que cumpla con los mínimos estándares.
Otra suposición es la siguiente: “si opero mi negocio como persona natural, no estoy obligado a tener una contabilidad formal.”
Ya sea como persona natural o jurídica, una de las obligaciones que adquieres al iniciar un negocio, es contar con una contabilidad al día.
¿Y en qué consiste tener una contabilidad al día?
Tener la capacidad de entregar los informes financieros que reflejen la situación financiera de la empresa a un agente interno o externo de la empresa que los requiera.
Esos informes financieros deben ser el fiel reflejo de la situación financiera de la empresa, por lo que se requiere que cada transacción tenga sus soportes como exige la ley y estén debidamente clasificados.
Una empresa que se abstiene de implementar un sistema contable en su empresa, está destinada a caer en un abismo. ¿Y cuál es la razón? Una persona que tiene los ojos vendados no puede divisar los peligros y tomar decisiones acordes a la realidad que enfrenta.
Lo mismo sucede con las empresas que no cuentan con su contabilidad. Es caminar a ciegas, sin tener los datos para realizar mediciones. Y por consiguiente, al no tener información financiera fiable, no se pueden efectuar los ajustes para corregir errores o, por el contrario, mantener las estrategias que están funcionando.